¡Viva México… pero en Las Vegas!
Cada
15 de septiembre, el Zócalo se convierte en un hervidero de voces,
banderas y sudor. Ahí está el pueblo: familias enteras con sombreros de
foamy, vendedores de antojitos, niños en hombros de sus padres y ese
grito colectivo que retumba como un rugido ancestral. Es México
celebrando a México, sin filtros, sin zonas VIP, sin más boleto que el
derecho de ser parte de esta tierra.
Y
luego, por otro lado, tenemos a los whitexicans. Esos patriotas de
exportación que no pisan el Zócalo porque —¡válgame Dios!— ahí uno corre
el riesgo de mezclarse con el “naco”. Para ellos, la fiesta patria es
otra cosa: un evento privado, con whisky de etiqueta azul, balcón
exclusivo o, mejor aún, una suite en Las Vegas.
Sí,
Las Vegas. Porque no hay nada más coherente que celebrar la
independencia de México en el corazón del imperio que nos tiene sujetos
desde hace dos siglos. Es como si un alcohólico festejara su
rehabilitación en una cantina. Pero ahí están, con mariachi importado,
tequila a precio de riñón y gritos de “¡Viva México!” entre mesas de
blackjack y luces de neón.
El
contraste es grotesco. En el Zócalo, el mexicano de a pie canta el
himno a todo pulmón, entre el aroma de tamales y esquites. En Las Vegas,
el whitexican entona la misma canción, pero rodeado de máquinas
tragamonedas, meseros con sonrisa forzada y un “cover” que garantiza
exclusividad: la patria convertida en espectáculo privado.
¿Y
qué nos dice todo esto? Que hay dos formas de vivir la mexicanidad: la
que nace de la multitud y la que se maquilla para Instagram. Una grita
desde el corazón, la otra desde el balcón. Una es pueblo, la otra es
espectáculo. Una huele a pólvora y tacos, la otra a perfume importado y
dólares.
Así que la
próxima vez que escuches un “¡Viva México!” en Las Vegas, recuerda: no
están celebrando al país real, están celebrando al México de utilería,
ese que se puede consumir sin sudor, sin pueblo y sin realidad.
Porque, para algunos, la patria es hermosa… siempre y cuando se vea desde el penthouse del Bellagio.
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