jueves, 25 de septiembre de 2025

 ¡Ah, los vende patrias! Esos seres humanos que deberían tener un detector de ridículo incorporado, pero no: aplauden a Trump como si fuera un mesías enviado del cielo para arreglar lo que ellos mismos destruyeron en su propio cerebro. ¡Sí, aplauden! Con una sonrisa de idiota feliz mientras su país se convierte en el basurero diplomático del imperio.


Ellos no solo quieren ser el patio trasero de Estados Unidos, no, quieren ser el jardín trasero donde el vecino imperial pone su parrilla, su música y su bandera, y ellos bailan felices, como perros entrenados, moviendo la cola. ¿Soberanía? ¿Historia? ¿Dignidad? Palabras aburridas para alguien que cree que venderse es “pragmático”.

Y lo más hermoso de esta tragicomedia: no tienen miedo de la invasión. La invitarían a la fiesta, servirían el ponche y luego le darían las llaves de su casa al extranjero, mientras se toman selfies diciendo: “Miren, somos modernos”. ¡Moderno es otra palabra para idiota con dinero!

Si Carlin estuviera aquí, estaría gritando: “No me hables de patriotismo si tu héroe es el tipo que te quiere aplastar. No me vengas con pragmatismo si tu plan es besar la bota que te va a pisotear”. Pero ellos no escuchan, porque su cerebro está en huelga permanente y su corazón, de vacaciones. Son los payasos tristes de la geopolítica, y su espectáculo es el circo más vergonzoso que he visto… ¡y encima quieren que paguemos entrada!

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