Lo Inaceptable del Fascismo: Una Advertencia Necesaria
El
fascismo no es solo una ideología más dentro del abanico político: es,
en esencia, un proyecto de dominación que destruye la dignidad humana y
pone en riesgo la convivencia misma. A lo largo de la historia, sus
huellas han quedado marcadas con sangre, censura y opresión. Hoy, cuando
algunos intentan blanquearlo o presentarlo como una “alternativa
legítima”, es urgente recordar qué lo hace inaceptable.
1. El culto al líder absoluto
El
fascismo idolatra a un caudillo infalible, concentrando todo el poder
en una sola figura. Esto cancela cualquier control democrático y
convierte la voluntad de una persona en ley indiscutible.
2. La anulación de las libertades
Donde
el fascismo avanza, retrocede la libertad de expresión, de prensa, de
organización. El silencio no es casualidad: es impuesto a base de miedo,
persecución y violencia.
3. El odio como motor político
La
esencia del fascismo es dividir, señalar a un enemigo interno o
externo, y fomentar el odio contra él. Racismo, antisemitismo,
xenofobia, misoginia: todo esto se utiliza como combustible para
cohesionar a las masas en torno al miedo.
4. La violencia como método
El
fascismo no debate, golpea. No convence, intimida. Organiza milicias,
impone el terror callejero, y convierte la violencia en herramienta
política legítima.
5. La negación de la diversidad
El
fascismo no soporta la diferencia. Quiere una sociedad uniforme, dócil,
alineada con sus dogmas. Minorías étnicas, sexuales, culturales o
religiosas son marginadas o directamente eliminadas.
6. El desprecio por la dignidad humana
El
fascismo convierte a las personas en engranajes prescindibles al
servicio del Estado, la patria o el líder. Sus campos de concentración y
sus guerras de exterminio son recordatorio de hasta dónde puede llegar
ese desprecio.
7. La manipulación de la verdad
El
fascismo controla los medios, distorsiona la historia y sustituye la
verdad con propaganda. Busca crear una realidad paralela en la que no
haya espacio para el pensamiento crítico.
Manifiesto antifascista: no callar es un deber
Aceptar
al fascismo, incluso en pequeñas dosis, es abrir la puerta a la
barbarie. No hay “fascismo moderado”, ni versión “suave”: todo fascismo
es inaceptable porque atenta contra la esencia misma de la vida
democrática y la dignidad humana.
No
se trata de ideologías ni partidos: se trata de humanidad. Ser
antifascista no es una opción: es un deber moral. Es levantar la voz
cuando quieren silenciar la resistencia. Es cuestionar cuando quieren
que aceptemos la mentira. Es actuar cuando quieren que permanezcamos
inmóviles.
Si nos quedamos callados, vendrán tiempos oscuros. Si alzamos la voz, mantenemos viva la esperanza, la memoria y la democracia.
Por eso hoy, aquí y ahora, declaramos: antifascismo es vida. Callar es complicidad. Resistir es obligación.
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