Viajar a Estados Unidos hoy: una sensación de alerta
Viajar
no solo implica desplazarse físicamente, sino también sumergirse en el
contexto social y político del lugar. En los últimos años, Estados
Unidos ha experimentado un resurgimiento de actitudes y políticas que
evocan momentos oscuros de su historia, generando una sensación de
alerta en quienes observan desde fuera.
Racismo sistémico y violencia estructural
El
racismo estructural en Estados Unidos ha sido y sigue siendo una causa
primordial de las disparidades persistentes en materia de salud,
educación y justicia. Este fenómeno se manifiesta en políticas y
prácticas que desfavorecen a comunidades afroamericanas, latinas y otras
minorías raciales y étnicas (heart.org).
Además, el país enfrenta una crisis de violencia armada, con más de
40,000 muertes anuales relacionadas con armas de fuego, muchas de ellas
en comunidades marginadas (everytownresearch.org).
Supremacismo blanco y discurso de odio
El
supremacismo blanco ha resurgido con fuerza, alimentado por discursos
políticos y mediáticos que promueven la xenofobia y la intolerancia.
Grupos extremistas han incrementado sus actividades, y eventos como el
ataque en las oficinas del ICE en Dallas, donde un hombre blanco disparó
contra inmigrantes, son reflejo de esta creciente violencia dirigida
hacia comunidades vulnerables (as.com).
La amenaza armada como herramienta de control
La
cultura de la violencia armada en Estados Unidos no solo se limita a
tiroteos masivos, sino que también se utiliza como herramienta de
control social. La normalización de la posesión de armas y la falta de
regulaciones eficaces han permitido que la violencia se infiltre en la
vida cotidiana, afectando desproporcionadamente a comunidades latinas y
afroamericanas (giffords.org).
Viajar por placer: complicidad silenciosa
Además,
es importante considerar que viajar a Estados Unidos por placer puede
interpretarse como una forma de validar, aunque indirectamente, un
gobierno cuyas políticas externas y agresivas impactan negativamente a
otros países. Cada turista que gasta dinero allí está, de algún modo,
reforzando un sistema que perpetúa desigualdades y violencia, tanto
dentro como fuera de sus fronteras.
Conclusión
Aunque
no se puede equiparar directamente la situación actual de Estados
Unidos con la Alemania nazi, sí existen paralelismos en cuanto a la
normalización del odio, la violencia y la exclusión. Viajar a este país
en la actualidad puede generar una sensación de inseguridad y alerta,
especialmente para quienes pertenecen a comunidades históricamente
oprimidas. Además, hacerlo por placer plantea un dilema ético:
¿participar del consumo turístico en un país con estas políticas no es,
en cierto sentido, avalar sus acciones? Reconocer estos patrones y
actuar con conciencia es fundamental para construir una sociedad más
justa e inclusiva.
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