sábado, 20 de septiembre de 2025

 Avaricia: el hambre infinita del alma humana


La avaricia es una de esas emociones que parece estar tatuada en nuestra especie. No es solo un defecto moral: es una fuerza ancestral, evolucionada en la necesidad de sobrevivir. En tiempos prehistóricos, acumular alimento y recursos era una garantía de vida. El humano que guardaba semillas, carne o herramientas sobrevivía a las estaciones duras; el que no, desaparecía. Así, lo que hoy llamamos codicia fue, en sus raíces, una estrategia de supervivencia.

Sin embargo, con la historia humana, esta necesidad primitiva se transformó en un monstruo cultural. Los mercaderes de la antigua Mesopotamia ya practicaban formas de especulación y acaparamiento; los imperios acumulaban riquezas para sostener su poder y prestigio. Con la llegada del capitalismo moderno, la avaricia dejó de ser un instinto de supervivencia y se volvió un motor económico: riqueza, inversión, acumulación. Hoy, los mercados premian a quienes codician sin límites, y las desigualdades se perpetúan gracias a esta emoción no domada.

La filosofía y la religión han intentado frenar este impulso. El budismo enseña el desapego; el cristianismo, la caridad; los estoicos, la moderación. Incluso las leyes buscan controlar el exceso: impuestos, regulaciones, límites a monopolios. Pero el hombre moderno sigue atrapado en un ciclo: quiere más y nunca es suficiente. La avaricia no muere, solo se disfraza de “éxito”, “mérito” o “esfuerzo”.

A nivel social, la avaricia erosiona la confianza y la cooperación. Divide comunidades, genera corrupción, explota recursos y perpetúa injusticias. A nivel personal, corroe la tranquilidad y el sentido de propósito: el que codicia demasiado vive siempre insatisfecho, siempre mirando hacia lo que no tiene.

Quizá la pregunta no sea cómo erradicar la codicia —ese deseo infinito y primario— sino cómo reconocerla, contenerla y redirigirla. Donde no podemos eliminar la fuerza, podemos aprender a domarla, a usarla para crecer sin destruir. Aprender a vivir con menos y a dar más, incluso en sociedades que premian lo contrario, es tal vez el primer paso hacia un mundo donde la avaricia no sea tirana.


Bibliografía

1. Poley, Jared. The Devil’s Riches: A Modern History of Greed. Berghahn Books, 2018.


2. Newhauser, Richard. The Early History of Greed: The Sin of Avarice in Early Medieval Thought and Literature. National Humanities Center, 2009.


3. Burton, Neel. The Psychology of Greed. Neel Burton, 2014.


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