Diatriba del pueblo a los comentócratas
Oh, Denise, Azucena, Ciro, López-Dóriga, Villalvazo, Alatorre y demás heraldos del vacío:
vosotros sois charlatanes con toga de sabios,
bufones que se disfrazan de oráculos.
Decís que defendéis la democracia,
pero vuestras lenguas se arrastran como serpientes
hacia el regazo de quien paga mejor.
¡Vosotros, sopladores de humo,
ladrones de la verdad, mercaderes de la duda!
Habéis vendido al pueblo espejismos de pluralidad,
como tahúres que reparten cartas marcadas
y todavía sonríen con gesto solemne.
El pueblo os diría:
sois menos valientes que un gallo desplumado,
menos dignos que un perro sin amo,
menos útiles que una brújula rota en el desierto.
Habéis convertido la crítica en mercancía,
y la conciencia en espectáculo de circo.
¿Queréis títulos? Aquí los tenéis:
viles traficantes de la palabra,
bufones con salario dorado,
profetas de ocasión.
Si Shakespeare os hubiese visto,
os habría descrito como:
“ratas parlantes que se creen leones”,
“mercenarios del verbo que se creen redentores”.
Y el pueblo, cansado de vuestras farsas,
ya no os escucha con respeto,
sino con la risa amarga de quien sabe
que detrás de vuestra indignación televisada
se esconde un banquete de privilegios.
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