viernes, 19 de septiembre de 2025

 ¿Se acuerdan de la “enfermedad mortal”? ¡El covid! Todos encerrados, con opinadores en la tele diciéndote que si salías a comprar tortillas, básicamente estabas caminando hacia tu tumba.

“Mortal”, repetían. Como si fuera la peste negra.

Bueno, hagamos cuentas, porque las matemáticas nunca han sido buenas para la histeria colectiva:

Peste negra, siglo XIV: se chingó a la mitad de Europa. MITAD. Tú, tu vecino, el panadero y hasta el gato: muertos.

Viruela en América: arrasó pueblos enteros, 90% de la banda indígena al otro lado del Atlántico, y los europeos diciendo: “¡qué suerte, Dios está con nosotros!”.

Influenza española, 1918: entre el 2,5% y 5% de la población mundial. Imagina cinco de cada cien personas de tu ciudad cayendo como moscas en cuestión de semanas.

Covid-19: ¿cuánto fue? ¿0,1%? ¿0,2%? O sea, sí, un chingo de gente, millones… pero en proporción histórica, no es la plaga del Apocalipsis.

¿Pero qué hicieron los opinadores? Ah, pues convirtieron un 0,1% en la narrativa del fin del mundo. “¡Todos vamos a morir!”. No, cabrón, no todos. El problema es que lo decían como si estuviéramos viviendo la Biblia en tiempo real.

Y claro, la gente se enojaba si decías lo obvio: “Esto no es la peste”. ¡Te linchaban! Como si cuestionar las matemáticas fuera herejía. Pero ahí está el detalle: nos vendieron la “nueva normalidad”, como si después de sobrevivir a la gripe 2.0 íbamos a salir iluminados, agradecidos y más humanos.

¿Y qué pasó?

Volvimos a lo mismo: tráfico, consumismo, selfies en Starbucks… solo que ahora con ansiedad crónica.

El covid no fue la enfermedad más mortal de la historia. Fue la enfermedad que reveló lo frágiles, histéricos y manipulables que somos. Y esa, es la verdadera pandemia: la pendejez amplificada por los opinadores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario