Debí tirar más datos #1: “Si no hay libre mercado total, la economía colapsa”
Ah,
el mantra sagrado de la derecha económica: “Cualquier intervención
estatal es el fin del mundo. Si no dejamos que el mercado haga lo que
quiera, prepárense para ver el caos y el hambre.” Dramático, ¿no? Pero
la realidad no se emociona por discursos grandilocuentes.
Veamos
los hechos: países como Noruega, Suecia y Dinamarca no solo sobreviven a
la economía global, sino que prosperan con una combinación de mercado
libre y regulaciones inteligentes. Impuestos altos, educación y salud
garantizadas, protección laboral… y, sorpresa, sus economías no
colapsan, sus ciudadanos no pasan hambre y su innovación tecnológica
sigue en la cima.
Tomemos
Noruega: el Estado controla sectores estratégicos como el petróleo y la
energía, regula industrias clave y mantiene un sistema de bienestar
sólido. ¿El resultado? Un PIB per cápita de alrededor de 90,000 USD,
desempleo bajo y estabilidad económica incluso ante crisis globales. Si
eso no es “mercado funcionando con intervención inteligente”, no sé qué
lo sea.
Alemania, por su
parte, combina empresas privadas fuertes con regulación laboral
estricta. Su productividad y competitividad global demuestran que no
necesitas un mercado salvaje para ser líder mundial. Durante la Gran
Depresión y la posguerra, muchas economías mixtas sobrevivieron y hasta
se fortalecieron gracias a la intervención estatal estratégica.
Conclusión:
el dogma de que “el libre mercado absoluto es la única vía para
prosperar” es una exageración. La evidencia muestra que un equilibrio
entre mercado, regulación y bienestar social genera resiliencia,
crecimiento y equidad. En otras palabras: el mercado necesita reglas, y
los seres humanos también.
¡Ahí lo tienes, 

El gráfico muestra claramente la comparación:
PIB
per cápita: Las economías mixtas como Noruega lideran o están a la par
con EE. UU., demostrando que intervención y mercado pueden coexistir.
Desempleo: Niveles bajos en economías mixtas gracias a regulación y protección laboral.
Bienestar
social: Los países con equilibrio entre mercado y Estado destacan,
mostrando que la prosperidad no se mide solo en dinero, sino también en
calidad de vida.
Este gráfico es perfecto para desmontar el dogma de que “si no hay libre mercado total, la economía colapsa”.
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