viernes, 19 de septiembre de 2025

 Debí tirar más datos #1: “Si no hay libre mercado total, la economía colapsa”


Ah, el mantra sagrado de la derecha económica: “Cualquier intervención estatal es el fin del mundo. Si no dejamos que el mercado haga lo que quiera, prepárense para ver el caos y el hambre.” Dramático, ¿no? Pero la realidad no se emociona por discursos grandilocuentes.

Veamos los hechos: países como Noruega, Suecia y Dinamarca no solo sobreviven a la economía global, sino que prosperan con una combinación de mercado libre y regulaciones inteligentes. Impuestos altos, educación y salud garantizadas, protección laboral… y, sorpresa, sus economías no colapsan, sus ciudadanos no pasan hambre y su innovación tecnológica sigue en la cima.

Tomemos Noruega: el Estado controla sectores estratégicos como el petróleo y la energía, regula industrias clave y mantiene un sistema de bienestar sólido. ¿El resultado? Un PIB per cápita de alrededor de 90,000 USD, desempleo bajo y estabilidad económica incluso ante crisis globales. Si eso no es “mercado funcionando con intervención inteligente”, no sé qué lo sea.

Alemania, por su parte, combina empresas privadas fuertes con regulación laboral estricta. Su productividad y competitividad global demuestran que no necesitas un mercado salvaje para ser líder mundial. Durante la Gran Depresión y la posguerra, muchas economías mixtas sobrevivieron y hasta se fortalecieron gracias a la intervención estatal estratégica.

Conclusión: el dogma de que “el libre mercado absoluto es la única vía para prosperar” es una exageración. La evidencia muestra que un equilibrio entre mercado, regulación y bienestar social genera resiliencia, crecimiento y equidad. En otras palabras: el mercado necesita reglas, y los seres humanos también.




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El gráfico muestra claramente la comparación:

PIB per cápita: Las economías mixtas como Noruega lideran o están a la par con EE. UU., demostrando que intervención y mercado pueden coexistir.

Desempleo: Niveles bajos en economías mixtas gracias a regulación y protección laboral.

Bienestar social: Los países con equilibrio entre mercado y Estado destacan, mostrando que la prosperidad no se mide solo en dinero, sino también en calidad de vida.

Este gráfico es perfecto para desmontar el dogma de que “si no hay libre mercado total, la economía colapsa”.

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