Creardar formaensanchar la vidaaprender de la desdichacombatir y combatir el desalientovolver la vista y con una sonrisa caminar a loincierto.
Malvido Malatesta
En estos versos breves habita una filosofía de vida: una ética nacida del dolor, de la lucha interna, de la resistencia alegre. No hay resignación en estas palabras, sino un acto de rebelión delicada. Una rebelión que no grita, pero no se rinde.
Crear, dar forma, ensanchar la vida:
En este primer movimiento se escucha a Nietzsche. El ser humano no debe limitarse a soportar la vida, sino a crear con ella, a darle forma como un escultor frente al mármol de su destino. En lugar de encogerse, ensanchar el alma: ampliar los márgenes de lo posible. La vida no se recibe: se inventa.
Aprender de la desdicha:
Aquí aparece la sabiduría trágica. En lugar de maldecir el dolor, se le interroga. Albert Camus escribió que el absurdo no exige desesperación, sino lucidez. Aprender de la desdicha es hacer del sufrimiento una escuela del alma. Es aceptar que lo bello y lo terrible coexisten, y que precisamente por eso vale la pena vivir intensamente.
Combatir y combatir el desaliento:
Esa repetición es significativa. No se trata de una batalla única, sino diaria. El desaliento vuelve, una y otra vez, como oleaje interior. Pero también nosotros podemos volver a levantarnos. María Zambrano decía que el pensamiento nace de la herida: el desaliento puede ser el pozo donde se forja la voluntad.
Volver la vista y con una sonrisa caminar a lo incierto:
Este es el cierre, la coronación de la actitud ética. Volver la vista sin odio, sin vergüenza, con una sonrisa que no niega las caídas, sino que las honra. Y luego seguir. Caminar hacia lo incierto con valentía no es temeridad: es confianza profunda en la capacidad de seguir siendo. Es amor fati: amar el destino, incluso el que no entendemos, incluso el que aún no llega.
Estos versos son más que un poema: son un manifiesto íntimo. Una invitación a vivir con valentía, sin certezas, pero con propósito.
Tal vez no sepamos hacia dónde vamos, pero si aprendemos a caminar con los ojos abiertos, el alma firme y una sonrisa, ningún abismo será suficiente para detenernos.
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