Lloyd Pendleton, el director del Grupo de Asistencia a los Sintecho de Utah, tuvo su momento de inspiración a principios de la década de 2000. El problema de los sintecho estaba fuera de control. Miles de personas dormían bajo los puentes, en los parques y en las calles de las ciudades de Utah. La policía y los servicios sociales estaban desbordados y Pendleton estaba harto. Además, tenía un plan. En 2005, Utah lanzó su guerra contra la situación de los sintecho. Y no como lo había hecho hasta entonces, con pistolas Taser y sprays de pimienta, sino atacando el problema de raíz. ¿El objetivo? Sacar de las calles a todos los sintecho del estado. ¿La estrategia? Apartamentos gratuitos. Pendleton empezó con los diecisiete indigentes más recalcitrantes que pudo encontrar. Al cabo de dos años, en cuanto todos tuvieron un sitio donde vivir, amplió progresivamente el programa. Sin importar los antecedentes policiales, las adicciones irremediables o las montañas de deudas. En Utah, contar con un techo sobre la cabeza se convirtió en un derecho. El programa ha tenido un éxito arrollador. Mientras en el vecino estado de Wyoming el número de personas que viven en las calles crecía en un 213%, en Utah se registró un descenso del 74% en la indigencia crónica. Y todo esto en un estado ultraconservador. Durante años, el Tea Party ha tenido un gran seguimiento en Utah, y Lloyd Pendleton no es precisamente un político de izquierdas. «Crecí en un rancho, donde se aprende a trabajar con tesón — recuerda—. Solía decir a los indigentes que consiguieran un empleo, porque pensaba que era lo único que necesitaban.» 120 Pendleton, que había sido ejecutivo, cambió de opinión cuando en una conferencia oyó la historia completa desde el punto de vista económico. Se daba la circunstancia de que regalar alojamiento era en realidad dinero caído del cielo para el presupuesto del estado. Los economistas locales calcularon que un vagabundo que vivía en la calle le costaba al gobierno 16.670 dólares al año (en concepto de servicios sociales, policía, tribunales, etcétera). En cambio, un apartamento y orientación profesional costaba la cifra más modesta de 11.000 dólares. 121 Los números están claros. Hoy, Utah está en camino de eliminar por completo el problema crónico de los sintecho, convirtiéndose en el primer estado del país en resolver con éxito este asunto. Y al mismo tiempo se ha ahorrado una fortuna.
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