Gestionar un sistema judicial resulta costoso, y las reglas del juego determinan lo grandes que son esos costes y quién los soporta. Si se diseña un sistema caro donde las propias partes cargan con los costes, se está diseñando un sistema injusto, aunque en principio no lo parezca. Si se diseña un sistema judicial lento, también puede resultar injusto. No es solo que la «justicia con demora es justicia denegada», sino que los pobres no pueden soportar los costes de la demora igual que los ricos. Las grandes empresas lo saben. En las negociaciones con sus oponentes menos adinerados, una táctica estándar es realizar una pequeña oferta inicial y amenazar con imponer un proceso largo y costoso, con un resultado incierto si no se acepta la oferta. Incluso el acceso al sistema judicial es caro, y eso les concede una ventaja a las grandes empresas y a los ricos. Hablamos de la importancia de la propiedad intelectual, pero hemos diseñado un régimen caro e injusto de propiedad intelectual, que funciona más en beneficio de los abogados especializados en patentes y de las grandes corporaciones que en el fomento de las ciencias y de los pequeños innovadores. Las grandes empresas pueden invadir los derechos de propiedad intelectual de las empresas más pequeñas casi con impunidad, sabiendo que en la consiguiente batalla legal podrán derrotarlas. Los deshonestos «trolls de patentes» son bufetes de abogados que adquieren patentes durmientes (patentes que aún no han sido utilizadas para poner productos en el mercado) a bajo precio, y posteriormente, cuando una empresa tiene éxito en ese mismo campo, alegan invasión de derechos y amenazan con poner fin a la actividad de dicha empresa como una forma de extorsión. Eso fue lo que le ocurrió a la empresa Research in Motion, que produce el popular teléfono móvil BlackBerry, y que se convirtió en el blanco de una demanda por infracción de patentes por parte de NTP, Inc., una «empresa propietaria de patentes». En la actualidad, esa empresa también está litigando contra Apple, Google, Microsoft, Verizon Wireless, AT&T, Yahoo! y T-Mobile USA[514]. Ni siquiera estaba claro si las patentes que supuestamente se habían infringido eran válidas. Pero hasta que sus demandas se revisen y se declaren no pertinentes, lo que puede llevar años y años, los «dueños» de la patente pueden cerrar cualquier empresa que la infrinja, a menos que pague cualquier cantidad y que acepte cualesquiera condiciones que se le impongan, incluyendo la de que no se impugne la patente. En este caso, BlackBerry cedió a las exigencias y pagó más de 600 millones de dólares a NTP[515]. En fechas más recientes, la industria de los teléfonos móviles se ha visto envuelta en una maraña de disputas sobre patentes (que enfrentan a Apple, Samsung, Ericsson, Google, Microsoft, Motorola, Nokia, RIM, LG, HP con una empresa propietaria de patentes, Acacia Research Corporation) en varios foros judiciales de distintos países. Aunque el resultado es incierto —si ganan determinadas partes en litigio, el abanico de opciones de que dispondrán los consumidores puede verse reducido drásticamente y es posible que suban los precios—, lo que sí es seguro es que los grandes ganadores de esas batallas serán los abogados.
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