viernes, 28 de mayo de 2021

 Comenzando por la desigualdad oligárquica –se podría hablar incluso de neofeudalismo–, lo que importa aquí para el futuro del capitalismo, o su desaparición, no es principalmente que en las sociedades capitalistas de hoy día una minúscula minoría se esté haciendo inimaginablemente rica. Sobre ese asunto se han escrito recientemente bibliotecas enteras, con poco o ningún efecto político. Desde la perspectiva de la estabilidad sistémica, algo que parece más importante que la desigualdad como tal es que puede haber ido ya tan lejos que los ricos pueden considerar que su destino y el de sus familias no dependen del destino de las sociedades de las que extraen su riqueza. Como consecuencia, ya no tienen por qué preocuparse por ellas. Esto se convierte en un problema –de «riesgo moral»–, cuando las diferencias de riqueza se hacen tan grandes que dan lugar a una fusión de los poderes político y económico, es decir, a una oligarquía

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