viernes, 28 de mayo de 2021

 Además, la globalización reubica no sólo los empleos, sino también a los trabajadores. La ideología neoliberal apoya la migración y las fronteras abiertas en nombre de la libertad personal y los derechos humanos, sabiendo que proporciona a los patronos de los países receptores una oferta de mano de obra ilimitada, desestabilizando los regímenes de protección laboral. La diversidad étnica es bienvenida, no sólo por la clase media liberal, sino también por los patronos que desean trabajadores dóciles agradecidos por poder estar donde están, y ansiosos de evitar la deportación si quedan desempleados o participan en actividades militantes. Así, la inmigración dificulta la organización colectiva de los trabajadores, especialmente en las ocupaciones de bajos ingresos. También se puede utilizar de forma propagandística para favorecer la adhesión de los trabajadores autóctonos a las políticas neoliberales destinadas a abolir los salarios mínimos y la protección del empleo, acusando a los sindicatos de discriminación racista contra los «forasteros» en favor de los «nacionales». Si los intereses de éstos en el mercado de trabajo son enarbolados entonces por partidos y movimientos populistas de derecha, la protección laboral sufre un mayor deterioro y deslegitimación, mientras que la clase obrera resulta cada vez más dividida.

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