Los frecuentes éxitos que cosechan las grandes empresas a la hora de no tener que asumir todas las consecuencias de sus actos son un ejemplo de cómo modelan a su favor las reglas del juego económico. Como consecuencia de unas leyes que limitan la cuantía de sus responsabilidades, las centrales nucleares y las plataformas petrolíferas en alta mar están exentas de asumir los costes íntegros en caso de que explotaran. Y la consecuencia es que tenemos más centrales nucleares y más plataformas petrolíferas en alta mar de las que tendríamos en otras circunstancias —de hecho, es discutible que, en ausencia de subvenciones del gobierno, existiera siquiera una sola central nuclear—
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