viernes, 7 de noviembre de 2025

 Los trabajadores  no son conscientes de su propia alienación, afirma Marx, debido a lo que denomina «ideología». Como resultado de la forma en la que se organiza la sociedad y el poder, surge un conjunto de creencias —una ideología— sobre la situación de esa sociedad. Esta «ideología» incluye teorías sobre la naturaleza humana, teorías que en sí mismas benefician a los intereses de la clase dominante; la ideología permite que ésta se mantenga en el poder, pese a ser en su mayoría un conjunto de creencias falsas. Marx sostuvo que la religión organizada era un buen ejemplo de lo que entendía por ideología en la práctica, ya que la religión enseñaba a la gente que debía aceptar la voluntad de Dios, el statu quo, y no a actuar para cambiar las cosas.[2612]Además de ser más que un economista, Marx también fue en cierto sentido más que un sociólogo, un filósofo casi. En ningún lugar de El capital aborda en realidad el problema de la «naturaleza humana», como lo habrían hecho los filósofos o los teólogos, pero eso es lo clave. Para él, no había una esencia abstracta del hombre: en lugar de ello, el ser del hombre surge de su situación material, de sus relaciones con otros seres significativos para su vida y de las fuerzas económicas, sociales y políticas que lo determinan. Lo que cuenta aquí, y lo que perturba a mucha gente, es que el argumento de Marx implica que el hombre puede cambiar su naturaleza cambiando sus circunstancias. La revolución era una cuestión psicológica a la par que económica.[2613]

Por último, la nueva forma de ver el mundo propuesta por Marx tenía un ingrediente adicional que muchos autores consideran el más polémico de todos: la idea de que su obra era científica y de que sus investigaciones en el Museo Británico le habían permitido descubrir algo sobre la sociedad que hasta el momento había permanecido oculto, pero que era objetivo, y que, por tanto, su análisis revelaba una progresión que era inevitable. Fueron muchos los que plantearon objeciones a esta concepción, pero para otros ésta dio al «marxismo» el carácter de una religión milenarista, algo a lo que contribuyó el que El capital dividiera la historia en etapas, cada una caracterizada por un método de producción dominante. Para Marx, los orígenes del mundo moderno se encuentran en la transición del feudalismo al capitalismo. Y a continuación planteaba la que quizá sea una de sus ideas más famosas, a saber, que la inestabilidad económica y el conflicto de clases son aspectos inherentes de la historia de la producción, lo que en última instancia conducirá a la revolución y a la solución final, el comunismo. «La sentencia de muerte de la propiedad privada capitalista está firmada». (Antes de «revolución», Marx usó primero la palabra «disolución»).

Peter Watson 

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