jueves, 6 de noviembre de 2025

 


¿Regresar al PRI o al PAN? ¿Neta? – 

Hay ideas tan estúpidas que uno pensaría que vienen con manual de advertencia. Una de ellas es esta joya que escucho cada vez más:
“Deberíamos regresar al PRI o al PAN, antes estábamos mejor.”

¿Mejor cuándo?
¿Cuando el país parecía escena de The Walking Dead pero sin presupuesto para maquillaje?
¿Cuando te acostumbraste a ver cuerpos colgados de puentes como si fueran focos navideños?

La memoria colectiva en México es tan frágil que debería venir con etiqueta:
“Cuidado: se borra con la primera cadena de WhatsApp.”

Calderón: el tipo que declaró una guerra que nadie le pidió

Felipe Calderón no “controló” la violencia.
La exportó, la importó, la recalentó, la duplicó y la sirvió con totopos.

Su sexenio fue básicamente esto:
“¿Ven este país? Está jodido… ¿y si le metemos tanques?
¿Qué es lo peor que podría pasar?”

Resultado:

Más de 120,000 muertos.

Cárteles multiplicados como gremlins mojados.

Fosas clandestinas como atracción turística macabra: “Venga, encuentre a su desaparecido”.

Pero claro, “con Calderón vivíamos mejor”.
Sí, si eras fabricante de ataúdes.

Peña Nieto: maquillaje, holograma y podredumbre

Luego llegó Peña Nieto, el Ken de Atlacomulco, con su eslogan “Mover a México”.
Lo movió, sí: del cinismo al descaro olímpico.

Su estrategia de seguridad era como su copete: pura apariencia, sin sustancia.
Hizo lo que todo mal político hace cuando no sabe gobernar: maquilló cifras.
¿La violencia bajó? No. Bajó el Excel.

Mientras tanto:
Ayotzinapa, Tlatlaya, la Casa Blanca, Odebrecht.
Era como ver la secuela de corrupción del PRI pero con mejores cámaras HD.

Y aun así hay quien dice:

> “Con Peña Nieto había más estabilidad.”
Claro, porque cuando escondes el cadáver debajo de la alfombra, la sala se ve limpia… hasta que huele.

La pobreza: el negocio favorito del PRI y PAN

PRI y PAN no combatieron la pobreza; la administraron como franquicia.
El pobre era cliente electoral, no ciudadano.

Con Calderón la pobreza creció.
Con Peña maquillaron estadísticas para presumir reformas.

Pero algunos insisten:

> “La gente tenía más dinero.”
Sí, los de siempre: políticos, televisoras, contratistas y compadres con licitaciones infladas.


El mexicano promedio tenía lo mismo:
salario miserable, deudas y un “échale ganas” estampado en la frente.

¿Entonces por qué quieren regresar?

Porque el mexicano sufre un síndrome peligroso:
Nostalgia por sus verdugos.

Como el que extraña a su ex tóxica porque “al menos me hablaba”.
Sí, te hablaba… mientras vaciaba tu cuenta.

La gente olvida porque así fue educada:
No a pensar, sino a obedecer y a cambiar convicciones como calcetines.

Volver al PRI o PAN es como esto:

Curarte cirrosis con tequila.

Apagar un incendio con gasolina.

Volver con el ladrón porque “antes no me pegaba tan fuerte”.

La memoria es el verdadero antídoto

No se trata de canonizar a nadie del presente —todos deben ser vigilados—
pero volver a los que ya nos jodieron es demencia histórica.

Si México no recuerda quién empapó de sangre las calles
y quién convirtió la corrupción en ADN gubernamental,
entonces no aprendimos nada.

El pasado está ahí para enseñarte, no para volver a vivirlo como serie repetida.

Conclusión breve para el que no entiende con texto largo:

¿Regresar al PRI o al PAN?
Es como si te hubieran asaltado, golpeado y escupido…
y tú dijeras:
“Ojalá regrese el asaltante, con él me sentía más seguro.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario