miércoles, 5 de noviembre de 2025

 Aunque No lo crean los chairos hijos de perra, si yo era pobre, si, y saben que, si hoy soy rico es por el esfuerzo mío y de todos nosotros que hemos servido a millones y millones de clientes, y no porque me han dado ninguna concesión, yo no he tenido ninguna concesión de parte del gobierno, la televisión se las compré, por si no saben cabrones, y les pagué 650 millones de dólares de aquella época, que era mucho, y sigue siendo mucho, no me hicieron ningún favor, tuvimos que endeudar a Elektra hasta el tope. 

Ricardo Salinas Pliego

🔪 DESMONTANDO EL DISCURSO, FRASE POR FRASE


1. “Aunque no lo crean los chairos hijos de perra: sí, yo era pobre.”

Trampa: arranca insultando para deshumanizar a quien lo critique.

Si te descalifico como “chairo hijo de perra”, ya no eres ciudadano con argumentos: eres basura.

Estrategia típica del poderoso: pegar abajo para evitar rendición de cuentas.

Además, el “yo era pobre” se usa como mito de origen heroico.

Nunca te da cifras, contexto o pruebas. Solo un cuento convenientemente vago para fabricar la imagen del “self-made man”

2. “Sí. ¿Y saben qué? Si hoy soy rico es por mi esfuerzo...”

Manipulación: convierte su éxito en prueba moral.

La riqueza se vuelve señal de “virtud” y, por ende, quien no la tiene es flojo o inferior.

Ignora la verdad incómoda:

en México nadie se vuelve multimillonario solo con esfuerzo; se vuelve con conexiones, concesiones, privatizaciones y favores del poder.

3. “...y por el de todos nosotros, que hemos servido a millones y millones de clientes.”

Glorificación empresarial barata: intenta hacerte creer que su fortuna es altruista, casi un servicio público.

Decir “hemos servido a millones” es el eufemismo perfecto para evitar la expresión honesta:

“Les hemos cobrado a millones.”

Ningún multimillonario “sirve”: monetiza.

4. “Y no porque me hayan dado ninguna concesión. Yo no he tenido ninguna concesión de parte del gobierno.”

Aquí está la mentira central.

Las televisoras, telecomunicaciones, banca, medios y expansión del grupo dependen de concesiones, permisos regulatorios y marcos legales hechos a la medida.

No hay TV abierta sin concesión estatal.

Decir esto es como que Telmex diga que su privatización fue un comentario espontáneo en una kermés.

Además, olvida mencionar condonaciones fiscales, perdones de deuda y tratos regulatorios “casuales”.

Negar lo evidente es gaslighting masivo.

5. “La televisión se las compré, por si no saben, cabrones...”

Acto de “machito empresarial”: presume virilidad financiera.

Pero omite cómo se logró esa compra y quién facilitó que él, específicamente él, estuviera en la mesa.

La privatización de medios en México no fue una subasta abierta para cualquier emprendedor con ganas.

Fue un reparto entre élites.

6. “...y les pagué 650 millones de dólares de aquella época —que era mucho, y sigue siendo mucho.”

El truco es el siguiente:

si lanza una cifra grande, impresiona.

Pero cifra grande ≠ mérito limpio.

Preguntas incómodas que evita:

¿Cuántos competidores reales había en esa compra?

¿Quién estructuró el crédito?

¿Qué condiciones políticas acompañaron la operación?

¿Cuánto del pago se recuperó con políticas regulatorias favorables después?

Una cifra aislada sirve para presumir, no para transparentar.

7. “No me hicieron ningún favor.”

Cuando alguien dice esto sin que se lo pregunten, es porque sí hubo favores.

Los millonarios no sienten la necesidad de aclarar algo que es verdad; solo defienden aquello que es vulnerable a ser desmentido.

Además, confunde “favor” con entorno legal y político diseñado para élites.

No te dan un sobre con dinero; te dan un país listo para que lo exprimas.

8. “Tuvimos que endeudar a Elektra hasta el tope...”

Esto intenta convertir una operación financiera normal para adquisiciones corporativas en una hazaña heroica.

Endeudarse para comprar un activo y luego explotarlo para pagar la deuda es el manual básico del capitalismo corporativo.

No es épica; es contabilidad con narración épica encima.

9. “...y fue gracias a Western Union —que sale por ahí— que nos dio un anticipo con el que pudimos pagar esa deuda.”

Aquí, sin querer, revela lo que intenta ocultar:

la operación no fue autosuficiente.

Si tu gran compra depende de un anticipo de un tercero, no eras el titán financiero que presume ser.

Además, desliza esta parte rápido (“que sale por ahí”) para que no pienses demasiado en que otro gigante fue quien sostuvo la operación al inicio.

10. “Pero esa es otra historia.”

No: esa es la historia que NO quiere contar.

Cuando alguien dice esto, está cerrando la puerta justo cuando el tema se pone interesante.

Es como un político diciendo: “Eso no viene al caso” cuando sabe que viene al caso y lo hundiría.

🧠 CONCLUSIÓN


Cada frase del discurso sigue un patrón:

1. Insulta para desactivar el pensamiento crítico.

2. Construye un mito heroico personal.

3. Borra el papel del Estado y de las élites en su ascenso.

4. Pone a su empresa como mártir y no como beneficiaria del sistema.

5. Cierra la puerta cuando se acerca a la verdad estructural.

Es un manual de propaganda empresarial diseñado para que el pobre lo admire y el crítico quede como “envidioso” o “resentido”.



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