William Pierce: del profesor al ideólogo neonazi
“A veces la historia no es un camino recto; algunos individuos la tuercen para convertirla en su proyecto de odio.”
William
Luther Pierce (1933–2002) no fue un personaje marginal; fue, durante
tres décadas, uno de los líderes neonazis más influyentes de Estados
Unidos. Graduado en física y matemáticas, Pierce comenzó su carrera como
profesor universitario. Sin embargo, detrás de la bata académica se
gestaba un pensamiento obsesionado con la supremacía racial y la
violencia política.
En
1974 fundó la National Alliance (Alianza Nacional), que pronto se
convirtió en la organización neonazi más grande de Estados Unidos.
Pierce no solo promovía ideas racistas: las estructuraba en un proyecto
político completo. Su estrategia era clara: combinar ideología,
literatura y cultura para moldear una comunidad blanca radicalizada.
Publicaba discursos semanales, mantenía contacto con activistas europeos
y utilizaba música y medios propios para difundir su mensaje.
Su
obra más famosa, The Turner Diaries (Los diarios de Turner, 1978), es
una novela de fantasía sobre una guerra racial en Estados Unidos. Aunque
ficticia, la obra funcionó como un manual de radicalización y
violencia: inspiró al terrorista Timothy McVeigh en el atentado de
Oklahoma City y se convirtió en texto de culto entre grupos de milicias y
supremacistas blancos.
Pierce
entendía que la propaganda podía ser un arma. Su Alianza Nacional no
solo era un grupo político; era una fábrica de odio organizada como
empresa: con editoriales, sello musical (Resistance Records), revistas y
material audiovisual. Reclutaba jóvenes, difundía su visión racista y
financió actividades de forma sistemática.
El
legado de Pierce no se limita a EE.UU.: sus textos y discursos circulan
aún hoy en movimientos neonazis internacionales, demostrando cómo un
individuo puede transformar la literatura y la organización política en
un motor de violencia. Su historia es un recordatorio inquietante: el
extremismo no siempre se presenta como monstruo visible, sino que a
veces llega disfrazado de intelectual y visionario.
“Leer
a Pierce es mirar al espejo de una ideología que quiso cambiar el mundo
con odio, y, aunque falleció, sigue proyectando sombras.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario