lunes, 29 de septiembre de 2025

 Liberalismo: ¿libertad para todos o libertad para los de siempre?


El liberalismo es como ese amigo que llega a la fiesta hablando de “libertad, igualdad y derechos para todos”… pero al final de la noche descubrís que solo estaba invitando a los ricos a la mesa grande mientras los demás se quedaban con las sobras.

¿Qué es el liberalismo?

En teoría, es la filosofía de la libertad individual:

Todos iguales ante la ley.

El Estado debe ser pequeño, casi de bolsillo.

Cada quien decide cómo vivir, trabajar y creer.

El mercado se regula solito, como por arte de magia (la famosa “mano invisible” de Adam Smith, que curiosamente siempre parece darle la mano a los más poderosos).


Con estas ideas nacieron revoluciones como la estadounidense y la francesa, que gritaban ¡libertad!… pero olvidaban que los esclavos no entraban en el paquete.

Las críticas de siempre (y con razón)

1. La desigualdad disfrazada de libertad
Sí, todos son “libres” para competir… pero ¿qué pasa si uno empieza la carrera con los zapatos rotos y otro con un Ferrari? El liberalismo no responde, solo dice: “que gane el mejor”.

2. Igualdad ante la ley… según tu cartera
Todos iguales frente al juez, pero uno llega con abogado estrella y el otro con oficio de defensor público. La teoría es hermosa, la práctica huele a privilegio.

3. El culto al individuo
Tanto hablar del individuo libre que se olvida la comunidad. Resultado: una sociedad donde cada quien va a lo suyo, y si te caes, pues “mala suerte, nadie te obligó a fracasar”.

4. Democracia de cartón
El liberalismo ama las elecciones, siempre y cuando gane alguien que no incomode a los mercados. Votas cada cuatro años, sonríes para la foto y el resto del tiempo las decisiones las toman las élites económicas.

5. Hipocresía colonial
Inglaterra, Francia, EE. UU.… todos grandes defensores de la libertad. Eso sí, para ellos mismos. Para el resto del mundo: colonias, saqueo y guerras “civilizadoras”.

La contradicción central

El liberalismo se vende como la receta de la libertad universal, pero muchas veces termina siendo la libertad de los poderosos para seguir siendo poderosos… y la obligación de los demás de aplaudirles mientras tanto.

Reflexión final

El liberalismo abrió la puerta a derechos que hoy damos por sentados: libertad de expresión, separación de poderes, derecho a la propiedad. Eso es cierto.
Pero también sembró el terreno para el capitalismo salvaje, para democracias vacías y para un individualismo que confunde “libertad” con “sálvese quien pueda”.

En pocas palabras: el liberalismo no es el villano ni el héroe absoluto, pero ojo, porque en nombre de la “libertad” se han hecho negocios redondos y guerras sangrientas.

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