jueves, 18 de septiembre de 2025



La falacia de la “elección” de Caputo: miedo y retórica en la política argentina

Luis Caputo, ministro de Economía de Argentina bajo el gobierno de Javier Milei, declaró recientemente que en 2027 la ciudadanía deberá decidir entre “esto o el comunismo”. A primera vista, sus palabras buscan presentar un escenario dramático: un país al borde de la disyuntiva histórica, donde sólo existen dos opciones excluyentes. Sin embargo, un análisis más detenido revela que esta construcción es, en gran medida, una falsedad discursiva, una estrategia política diseñada para polarizar y movilizar el electorado mediante el miedo.

Primero, conviene señalar que Argentina no tiene un gobierno comunista ni un sistema económico comunista en funcionamiento. La economía es capitalista, con mercados activos, empresas privadas y propiedad privada plenamente reconocida. Si bien existen partidos y movimientos que se autodefinen como comunistas o de izquierda radical, su influencia política es marginal y no representan una amenaza real de instaurar un modelo comunista. En otras palabras, la “opción comunista” que Caputo presenta como alternativa no existe en términos prácticos ni estructurales.

Segundo, la estrategia de polarización es evidente. Al plantear una elección binaria entre “su modelo” y un peligro ideológico inexistente, Caputo busca movilizar emociones más que racionalidades. Este tipo de discurso crea un enemigo simbólico para consolidar la base electoral, apelando al miedo más que a la deliberación informada. La retórica del comunismo funciona como etiqueta y fantasma, un artificio para convertir la política en espectáculo y la elección en una narrativa de urgencia histórica, cuando en realidad se trata de decisiones económicas y sociales dentro de un marco democrático capitalista.

Además, la falacia se profundiza cuando se observa el contexto político. La polarización y la dramatización de los riesgos son tácticas recurrentes de Milei y su equipo para captar atención mediática y justificar políticas económicas impopulares. Presentar un país al borde de un supuesto comunismo permite desviar la discusión de problemas reales: inflación, desempleo, deuda externa y desigualdad estructural.

En conclusión, la afirmación de Caputo no refleja la realidad política ni económica de Argentina, sino que es una construcción discursiva con fines estratégicos. La dicotomía que plantea es falsa: no hay un comunismo presente ni un riesgo inminente de que lo haya. Lo que sí existe es una táctica política que transforma el miedo en herramienta electoral. Reconocer esta falsedad no es un acto de neutralidad, sino de claridad frente a la manipulación discursiva: el ciudadano informado puede así separar la amenaza real de la amenaza imaginaria y tomar decisiones políticas conscientes, en lugar de guiadas por fantasmas fabricados.

 

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