domingo, 28 de septiembre de 2025

 “Millonarios: genios absolutos… según ellos mismos”


Algunos nacen líderes, otros se hacen millonarios, y un puñado combina las dos cosas con una confianza que raya en lo ridículo. Elon Musk y Ricardo Salinas Pliego representan al 100% ese tipo de personaje: si tienen dinero, automáticamente saben todo mejor que tú, que yo… que cualquiera. Porque, claro, ¿quién se atrevería a cuestionar a alguien que puede comprarse un cohete o un canal de televisión?

Musk tuitea como si fuera un filósofo intergaláctico. Un día promete colonizar Marte, al siguiente vender autos eléctricos que se conducen solos… y mientras tanto, millones lo celebran como si fuera Newton o Einstein. Lo importante no es que funcione o no; lo importante es que él lo dijo y, por lo tanto, es verdad, aunque la física y la lógica tengan otra opinión.

Salinas Pliego, por su parte, parece tener un manual de cómo convencer al mundo de que ser rico equivale a ser brillante. Compra medios, reparte discursos triunfalistas, y de repente, cualquiera que cuestione su criterio parece envidioso, ignorante o “poco emprendedor”. La realidad importa poco; lo que importa es la percepción de grandeza que genera su dinero.
Este tipo de confianza no es sabiduría. Es autoengaño reforzado por privilegio y adulación. El mundo sigue ahí, con problemas reales, y ellos viven en su burbuja de genio absoluto. Y lo más divertido (y trágico) es que mucha gente se lo cree, porque es más fácil admirar a quien tiene dinero que enfrentar la realidad de tu propia vida y tus propias limitaciones.

En otras palabras: el dinero no compra inteligencia, pero sí puede comprar la ilusión de que la tienes… y la de que todos los demás son tontos. Y mientras tanto, el resto del mundo solo mira, sacude la cabeza y piensa: “¿en serio alguien les cree?”.

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