Como. recordaba un testigo dos años más tarde: “En la madrugada del 20 de noviembre de 1910, varios grupos de hombres armados se hallaban sentados en torno a sus fogatas en la plaza principal de La Cueva Pinta. Tan pronto como despuntó la luz a través de la oscuridad de la noche, todos los participantes formaron un gran círculo”. La reunión había sido organizada por el Partido Antirreeleccionista. Antonio Ruiz, miembro local de ese partido y autor de estas memorias, empezó a leerles el Plan de San Luis: A medida que avanzaba la lectura de aquellos vibrantes conceptos, dibujábase en el tostado rostro de los sencillos campesinos que escuchaban, una satisfacción inmensa y un entusiasmo sin límites. Unos, que en toda su vida sólo habían sentido el egoísmo del amo, para escatimarles hasta el último centavo de su trabajo; otros, pequeños propietarios siendo víctimas eternas del despotismo de las autoridades, cuando se trataba de pagar las enormes contribuciones conque sus insignificantes predios estaban gravados; otros, que habían visto pasar sus pequeñas heredades a manos de los poderosos con la plena sanción del gobierno; otros, perseguidos toda su vida por haber vengado el honor de sus hermanas o esposas, cobardemente mancillado por los ricos o autoridades venales y sin conciencia; y por fin, todos, que durante nuestra existencia habíamos soportado el infamante yugo de un gobierno despótico y cruel. Cada una de aquellas hermosas frases del mencionado plan revolucionario; engendraba en nuestro corazón un cúmulo de esperanzas y reivindicaciones, al mismo tiempo que despertaba el espíritu guerrero y heroico de nuestros antepasados. De esta manera, al concluir la lectura, un grito unánime y formidable repercutió por algunos minutos en las montañas que nos rodeaban; todos en general, con las armas y sombreros en alto gritábamos desesperadamente: ¡Abajo el tirano! ¡Viva la libertad de los hombres! ¡Viva Francisco I. Madero!, y locos de entusiasmo nos abrazábamos jurando morir antes que abandonar nuestra empresa.
Friedrich Katz
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