Cuando las empresas estatales afectadas son monopolios naturales, la privatización sin la capacidad reguladora apropiada por parte del gobierno puede sustituir monopolios públicos ineficientes pero (políticamente) limitados por monopolios privados ineficientes e ilimitados. Por ejemplo, la venta del abastecimiento de agua de Cochabamba en Bolivia a la compañía estadounidense Bechtel en 1999 dio lugar a una triplicación inmediata de las tarifas del agua, lo que provocó disturbios que desembocaron en la nacionalización de la compañía. Cuando el gobierno argentino privatizó en parte las carreteras en 1990 concediendo a contratistas el derecho de cobrar peajes a cambio del mantenimiento de la red, "los contratistas que controlaban una carretera que llevaba a un conocido complejo turístico de playa provocaron protestas construyendo barreras de tierra en rutas alternativas para obligar a los automovilistas a pasar por sus cabinas de peaje. Y una vez que los viajeros se quejaron del abuso en otra autopista, los contratistas aparcaron una flota de falsos coches-patrulla en las cabinas de peaje para dar la apariencia de respaldo policial".136 Comentando la privatización de la compañía telefónica mexicana de propiedad estatal, Telmex, en 1989, incluso un estudio del Banco Mundial concluyó que "la privatización de Telmex, junto con su régimen regulador de tarifas y tributos concomitante, tiene la consecuencia de 'cobrar impuestos' a los consumidores -un colectivo más bien difuso y desorganizado- y luego distribuir los beneficios entre colectivos mejor definidos: accionistas [extranjeros], empleados y el gobierno".
Ha Joon Chang
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