viernes, 15 de octubre de 2021

 Los pueblos han sido usurpados del derecho a decidir sobre su futuro porque las mal llamadas democracias, en realidad, se articulan bajo una plutocracia que se ha apoderado de las leyes, la economía, la política, las armas, la educación y, sobre todo, de la ciencia como control del conocimiento para el belicismo. Nunca las teorías de Marx han sonado tan proféticamente como en estos tiempos donde redoblan campana del fin del capitalismo, o eso esperamos los altermundistas, pues este depredador sistema solo puede conducir al abismo. En el actual sistema de producción, el reparto es todo para los de arriba y nada para los de abajo, dos contrarios nuevamente en pugna: la riqueza y la pobreza. 

Hay tal desequilibrio entre ricos y pobres que ni el propio planeta lo soporta ya: el crecimiento infinito es inviable en un planeta finito como sustenta Serge Latouche (2011) en su teoría del decrecimiento.

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