miércoles, 30 de junio de 2021

 Se puede decir en gran medida lo mismo de muchas otras especies marinas que se emplean en la alimentación. En los caladeros de Nueva Inglaterra, de la costa de Rhode Island, solían pescarse en otros tiempos langostas que pesaban nueve kilos. A veces llegaban a pesar más de trece. Las langostas pueden vivir decenios si las dejan en paz (se cree que hasta setenta años) y nunca dejan de crecer. Ahora se capturan pocas langostas que pesen más de un kilo. «Los biólogos —según el New York Times— calculan que el 90 % de las langostas se pesca un año después de que alcance el tamaño mínimo legal, a los seis años aproximadamente». Pese a la disminución de las capturas, los pescadores de Nueva Inglaterra siguen obteniendo incentivos fiscales federales y estatales que los impulsan (en algunos casos casi los fuerzan) a adquirir embarcaciones mayores y a explotar el mar de forma más intensiva. Hoy día, los pescadores de Massachusetts sólo pueden pescar el repugnante ciclóstomo, para el que todavía existe un pequeño mercado en Extremo Oriente, pero ya empieza a escasear.

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