¿Cuántas veces he sido un dictador?
¿Cuántas veces un inquisidor; un censor, un carcelero? ¿Cuántas veces he
prohibido, a quienes más quería, la libertad y la palabra? ¿De cuántas
personas me he sentido dueño? ¿A cuántas he condenado porque prometieron
el delito de no ser yo? ¿No es la propiedad privada de las personas más
repugnante que la propiedad de las cosas? ¿A cuánta gente usé, yo que
me creía tan al margen de la sociedad de consumo? ¿No he deseado o
celebrado, secretamente, la derrota de otros, yo que en voz alta me
cagaba en el valor del éxito? ¿Quién no reproduce, dentro de sí, al
mundo que lo genera? ¿Quién está a salvo de confundir a su hermano con
un rival y a la mujer que ama con la propia sombra?
«Guerra de la calle, guerra del alma» en Días y noches de amor y de guerra.
Eduardo Galeano
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