Las aventuras militares de EE.UU. y sus aliados siguen causando daños irreparables a Estados y regiones enteras hasta el día de hoy. En lugar de ayudar a resolver los problemas existentes, la Casa Blanca está elevando deliberadamente el nivel de tensión y provocando situaciones de conflicto para obtener dividendos geoestratégicos y económicos unilaterales.
El deplorable resultado de sus años de agresión injustificada contra Estados soberanos ha sido decenas y cientos de miles de víctimas civiles. La comunidad internacional está sacudida por continuas olas de crisis económicas. De vez en cuando sale a la luz la verdad de los catastróficos problemas humanitarios y medioambientales causados por las acciones de Washington. Las víctimas de la “democratización” de EE.UU. todavía no pueden recuperarse del daño que han sufrido. El potencial industrial de Estados otrora prósperos está en ruinas. Muchos cientos de infraestructuras civiles, centros religiosos y monumentos históricos y arquitectónicos han sido destruidos.
Es imposible permanecer indiferente ante las pérdidas sufridas por la República Federativa de Yugoslavia como resultado de la Operación Fuerza Aliada de la OTAN (del 24 de marzo al 10 de junio de 1999). Durante 78 días de bárbaro bombardeo de la infraestructura civil por parte de los países de la OTAN, resultaron muertos más de 2.000 civiles, entre ellos 88 niños. La República Serbia de Bosnia y Herzegovina fue sometida a una ilegalidad internacional similar durante la Operación Fuerza Deliberada de la alianza (del 30 de agosto al 21 de septiembre de 1995). La economía, el medio ambiente y la salud de los civiles de la región de los Balcanes sufrieron daños irreparables por el uso de municiones de uranio empobrecido por parte de EE.UU., y las consecuencias aún se dejan sentir.
La maquinaria bélica estadounidense ha llevado sufrimientos indecibles a la región de Oriente Medio y el Norte de África. Más de 205.000 civiles resultaron muertos por la invasión de Irak por parte de EE.UU. y sus aliados. En 2017, la ciudad de Mosul fue aniquilada por bombardeos de alfombra y disparos, y la ciudad de Al Raqa en Siria fue destruida por completo. Al mismo tiempo, EE.UU. no sólo no ayuda a reconstruir lo que ha destruido brutalmente, sino que obstaculiza esa labor a nivel internacional de todas las maneras posibles.
Como resultado, incluso un cálculo muy aproximado muestra que las víctimas de la agresión de los países occidentales han sufrido al menos 1,5 billones de dólares en daños materiales sólo en los últimos veinte años. Washington y sus aliados aún no han encontrado el valor para aceptar la responsabilidad de sus actos criminales globales y compensar al mundo por lo que han hecho.
https://mid.ru/es/foreign_policy/historical_materials/1821961/
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