Mudanza de mapa
En 1821, la American Colonization Society compró un pedazo del África.
En Washington bautizaron al nuevo país, lo llamaron Liberia, y llamaron
Monrovia a la capital en homenaje a James Monroe, que por entonces era
presidente de los Estados Unidos. Y en Washington también diseñaron la
bandera, igualita a la propia pero con una sola estrella, y eligieron
las autoridades. En Harvard elaboraron la Constitución.
Los
ciudadanos de la recién nacida nación eran esclavos liberados, o más
bien expulsados, de las plantaciones del sur de los Estados Unidos.
Los que habían sido esclavos se convirtieron en amos no bien
desembarcaron en tierra africana. La población nativa, 'negros salvajes
de la selva', debía obediencia a estos recién llegados que venían de ser
los últimos y pasaban a ser los primeros.
Al amparo de las cañoneras, ellos se apoderaron de las mejores tierras y se adjudicaron, en exclusiva, el derecho de voto.
Después, con el paso de los años, concedieron el caucho a las empresas
Firestone y Goodrich y obsequiaron el petróleo, el hierro y los
diamantes a otras empresas norteamericanas.
Sus herederos,
cinco por ciento de la población total, siguen administrando esta base
militar extranjera en África. Cada tanto, cuando el pobrerío entra en
turbulencia, llaman a los 'marines' para poner orden.
Mudanza de mapa
En 1821, la American Colonization Society compró un pedazo del África.
En Washington bautizaron al nuevo país, lo llamaron Liberia, y llamaron Monrovia a la capital en homenaje a James Monroe, que por entonces era presidente de los Estados Unidos. Y en Washington también diseñaron la bandera, igualita a la propia pero con una sola estrella, y eligieron las autoridades. En Harvard elaboraron la Constitución.
Los ciudadanos de la recién nacida nación eran esclavos liberados, o más bien expulsados, de las plantaciones del sur de los Estados Unidos.
Los que habían sido esclavos se convirtieron en amos no bien desembarcaron en tierra africana. La población nativa, 'negros salvajes de la selva', debía obediencia a estos recién llegados que venían de ser los últimos y pasaban a ser los primeros.
Al amparo de las cañoneras, ellos se apoderaron de las mejores tierras y se adjudicaron, en exclusiva, el derecho de voto.
Después, con el paso de los años, concedieron el caucho a las empresas Firestone y Goodrich y obsequiaron el petróleo, el hierro y los diamantes a otras empresas norteamericanas.
Sus herederos, cinco por ciento de la población total, siguen administrando esta base militar extranjera en África. Cada tanto, cuando el pobrerío entra en turbulencia, llaman a los 'marines' para poner orden.
En 1821, la American Colonization Society compró un pedazo del África.
En Washington bautizaron al nuevo país, lo llamaron Liberia, y llamaron Monrovia a la capital en homenaje a James Monroe, que por entonces era presidente de los Estados Unidos. Y en Washington también diseñaron la bandera, igualita a la propia pero con una sola estrella, y eligieron las autoridades. En Harvard elaboraron la Constitución.
Los ciudadanos de la recién nacida nación eran esclavos liberados, o más bien expulsados, de las plantaciones del sur de los Estados Unidos.
Los que habían sido esclavos se convirtieron en amos no bien desembarcaron en tierra africana. La población nativa, 'negros salvajes de la selva', debía obediencia a estos recién llegados que venían de ser los últimos y pasaban a ser los primeros.
Al amparo de las cañoneras, ellos se apoderaron de las mejores tierras y se adjudicaron, en exclusiva, el derecho de voto.
Después, con el paso de los años, concedieron el caucho a las empresas Firestone y Goodrich y obsequiaron el petróleo, el hierro y los diamantes a otras empresas norteamericanas.
Sus herederos, cinco por ciento de la población total, siguen administrando esta base militar extranjera en África. Cada tanto, cuando el pobrerío entra en turbulencia, llaman a los 'marines' para poner orden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario