domingo, 21 de julio de 2013

El fraude de la evaluación científica de los transgénicos en España



EspañaAmigos de la Tierra ha elaborado una serie de informes sobre la excesiva cercanía entre la industria de los transgénicos y los organismos científicos y políticos que deben regular sus productos.
Durante años, la industria de los transgénicos y sus gobiernos afines han construido el mito de que los cultivos transgénicos son los alimentos más evaluados de la historia, y tienen el visto bueno de comités científicos independientes y responsables. Sin embargo, al analizar la composición o el trabajo de estos comités, tanto a nivel español como europeo, se demuestra que estas afirmaciones son más que dudosas.
Confluencia de intereses, científicos que se mueven sin ningún rubor entre la industria y los comités públicos, permisividad frente a la industria y desprecio a la fuerte oposición ciudadana a la introducción de transgénicos en la agricultura y alimentación es la nota dominante en la Comisión Nacional de Bioseguridad en España (CNB) o en la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Por eso se publica este informe, cuyas afirmaciones están completamente documentadas y son fácilmente contrastables. Porque si algo queda claro cuando se analiza la realidad del control y evaluación científica de los transgénicos es que la única aproximación sensata es la prohibición de su liberación al medio ambiente.
Amigos de la Tierra ya reflejó en un informe hace más de un año muestras preocupación por el trabajo y la composición de la Comisión Nacional de Bioseguridad (CNB), el órgano teóricamente científico en el que se basan las decisiones sobre transgénicos en España. Esta Comisión, formada por 42 miembros, cuenta solo con 7 expertos científicos, siendo el resto representantes de diversas administraciones públicas. Mediante una sencilla búsqueda en la red, fácil de documentar, se demostró la excesiva cercanía de la mayoría de ellos con la industria de los transgénicos, a la que deben regular. Desde la publicación de aquel informe, Las Malas Compañías II – ¿Quién decide la política del Gobierno sobre transgénicos? , se han producido algunos cambios menores en el funcionamiento, composición, y encaje de la CNB. Pero la gran novedad es la publicación, tras más de dos años ocultas a la opinión pública, de las actas de esta Comisión. Su lectura no solo confirma los temores y dudas que se reflejaban en el anterior informe, sino que agrava nuestras preocupaciones ante la absoluta falta de control y rigor sobre los transgénicos en España.
Nadie vigila, nadie hace cumplir la ley y nadie se ocupa de que las multinacionales cumplan sus obligaciones.
Gracias a estas actas, hemos conocido mucho mejor el funcionamiento de esta comisión supuestamente científica y se puede comprobar que: Las recomendaciones y deliberaciones de la CNB se basan con frecuencia en criterios políticos y no en criterios científicos. La CNB es extremadamente indulgente con las multinacionales y extremadamente dura en su trato a la sociedad civil. La CNB ni tan siquiera sanciona cuando las multinacionales incumplen las condiciones de la autorización impuestos por la misma CNB. Se autorizan experimentos al aire libre con transgénicos pese a la falta de información aportada por las empresas, utilizando argumentos tan inquietantes como “por ser la primera vez”. No se piden estudios científicos para analizar, por ejemplo, si se puede producir contaminación genética de especies silvestres, pero se piden varios dictámenes jurídicos para decidir si se da información a la sociedad civil que legalmente están obligados a facilitar. La CNB llega incluso a proponer estudiar los supuestos beneficios de los transgénicos en vez de preocuparse en analizar los impactos. La situación llega hasta el punto de que existen animales transgénicos a la venta en España, y tienen que ser los distribuidores los que lo detecten, ante la inoperancia de las autoridades competentes.
Las multinacionales de los transgénicos como Monsanto, Syngenta o Bayer, si que se toman en serio su negocio, pero no a la CNB: Recurren con frecuencia al corta-pega para presentar sus solicitudes para ensayos experimentales. Envían la información la tarde antes de las reuniones de la CNB, impidiendo que se estudie y debata esta información de forma adecuada. La CNB lo acepta. La CNB constata que las multinacionales hacen afirmaciones sobre la supuesta ausencia de riesgo en sus ensayos sin ningún tipo de rigor y sin datos que sustenten dicha afirmación. No se les pide que presenten más estudios, solo que cambien la expresión que utilizan. Una Comisión del Gobierno como la CNB le hace consultas jurídicas a la propia multinacional que quiere aprobar su producto. El papel del Gobierno queda también perfectamente retratado en estos documentos. Nadie quiere asumir responsabilidades, ejercer cargos o tomar decisiones que tengan alguna relación con los transgénicos, dejándolo todo al criterio de la CNB.

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