Cuando llegó a la presidencia, una multitud vio en él esperanza, cambio y progreso. Ahora, después de una reelección, el espionaje telefónico y de Internet, el hostigamiento a enemigos políticos y las medias verdades, han debilitado la credibilidad del mandatario americano
Viernes 14 de junio de 2013
58 %
dudan de la honestidad e integridad de la administración de Obama
45 %
creen que los escándalos les han generado “enormes dudas” en el presidente. Fuente: Nbc/Wsj
47 %
dice que Obama no está siendo completamente sincero con el affaire del IRS
53 %
de los votantes independientes (ni demócratas ni republicanos) ven con desconfianza a Obama.
Fuente: Bloomberg
47 %
ve al mandatario de EU como deshonesto
. Fuente: Quinnipiac
50 %
ha bajado la preocupación de un ataque terrorista en Estados Unidos desde 2001.
Fuente: Gallup
41 %
ve el espionaje telefónico de la Agencia de Seguridad Nacional como inaceptable
40 %
está dispuesto a ceder libertades civiles para combatir al terrorismo, 20 por ciento más que en 2009. Fuente: Pew Research Institute
El presidente Barack Obama está caminando por terrenos empantanados y por ello la gente le está dando la espalda.
El electorado estadounidense le concedió una segunda oportunidad al brindarle la victoria en los comicios de noviembre de 2012, pero su administración ha sufrido algunos tropiezos.
El último gran escándalo –la revelación de un masivo programa de espionaje a la ciudadanía norteamericana a través de los registros telefónicos y el uso de Internet– destaca en la racha negativa que viene arrastrando el mandatario.
Detrás de este ejemplo está el presunto hostigamiento a enemigos políticos, escuchas telefónicas a reporteros de The Associated Press (AP), una importante agencia de noticias, el uso indiscriminado de los denominados drones en Medio Oriente, el récord de deportaciones durante su gobierno, y la lista continúa.
La realidad es que cada desacierto, sea el demócrata culpable directo o indirecto, ha provocado una reacción en concreto: su nivel de credibilidad está en descenso.
Una reciente encuesta de NBC/ The Wall Street Journal dio a conocer, posterior a las recientes polémicas, que el 58 por ciento de los votantes dudan de la honestidad e integridad del político demócrata.
Además, el 45 por ciento señaló que los escándalos han levantado “grandes dudas”, y el 68 por ciento acusa a Obama como responsable de lo sucedido, en mayor o menor medida.
En un sondeo de Quinnipiac, el 47 por ciento desconfía del mandatario.
Pero, ¿qué ha conducido al candidato que alguna vez fue la esperanza de un futuro mejor para millones de estadounidenses –y muy probablemente de otras partes del mundo– a esta estrepitosa caída?
Te presentamos los casos más sonados que están causando problemas a la imagen de Barack Obama.
Verizon y Prism, espías
Para muchos el espionaje manifiesto llegó a recordar la Guerra Fría y la actuación de la KGB en EU, otros aceptaron que eran acciones contra el terrorismo.
Durante los años de la Guerra Fría, Estados Unidos retrató a la Unión Soviética como la antítesis de las libertades y la democracia.
Después de la caída del Muro de Berlín, la fama de que en el bloque comunista “las paredes escuchan” se convirtió en un cliché, apoyado por las tácticas de la KGB de perseguir de cerca a los posibles opositores al régimen.
Sin embargo, esta vez pareciera que Estados Unidos está emulando a su añejo rival.
Al más puro estilo de la laureada película “The Life of the Others” –la historia de un oficial soviético dedicado a espiar a un disidente–, una reciente filtración dio a conocer un masivo programa de vigilancia maquinado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés).
Un exempleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de nombre Edward Snowden, destapó la Caja de Pandora.
Snowden entregó a dos de los más importantes diarios en el mundo –The Guardian en Gran Bretaña, y The Washington Post en EU– documentos que pusieron al descubierto el plan de monitorear millones de registros telefónicos del gigante de las telecomunicaciones, Verizon.
Además, una presentación de Power Point de 41 diapositivas–también filtrada por Snowden– describía el funcionamiento del programa PRISM, el cual permite el acceso a los servidores de 9 de las empresas en línea más importantes, entre las que destacan Facebook, AOL, YouTube, Skype, Microsoft Hotmail y Google, entre otros.
Con la puerta abierta a este mar de información, la inteligencia estadounidense tiene vía libre para obtener una gigantesca cantidad de metadatos.
En el caso de Verizon, el gobierno tiene permiso de revisar qué números se marcaron, la duración de las llamadas, desde dónde se realizó y en dónde se contestó, además del número de la tarjeta del teléfono. No se permitió tener acceso al contenido de las conversaciones.
Por otro lado, el programa Prism es la llave maestra al mundo del Internet: se puede monitorear correos electrónicos, IP’s y fotografías: dónde fueron tomadas, detalles de copyright, identificación del fotógrafo, tiempo de creación y modificación, modelo de la cámara, tipos de flash y dimensiones de la imagen.
Prism incluye el popular Facebook y búsquedas en Google, en donde es posible monitorear mensajes privados, suscripciones, nombres de usuarios, historial de intereses, eventos y un sinfín más de ejemplos.
Después de conocer todo esto, cualquiera se puede preguntar: ¿con qué fin el gobierno de Estados Unidos quisiera espiar mis fotografías en redes sociales?
La respuesta es sencilla y ha sido una constante en la última década: para combatir el terrorismo.
El atentado en el maratón de Boston el 15 de abril pasado reavivó los fantasmas del 11 de septiembre de 2001, ya que desde el fatídico 9-11, no se había presentado un atentado en territorio norteamericano con la sospecha de que fuera motivado para generar terror.
Es por ello que las revelaciones hechas por Edward Snowden –hoy prófugo en Hong Kong– no hicieron más que desvelar lo que hasta la semana pasada era solo la punta del iceberg: la política de la guerra contra el terror heredada por George W. Bush.
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