publicación británica cuestiona un decreto Del gobierno de Vázquez.
El British Medical Journal publicó la
historia de una uruguaya que se niega a que le realicen mamografías. El
BMJ cuestiona que Uruguay obligue a realizarse un estudio que tiene
efectos adversos. Médicos uruguayos recuerdan que salva vidas.
Leticia Costa Delgado
María no quiere que le hagan mamografías. Así de simple
y así de complejo. Tiene 52 años, dos hijos adultos y en su familia no
hay antecedentes de cáncer de mama. Asegura que no tiene por qué temer
que le aparezca algún tumor y que no necesita hacerse un estudio que la
irradie "solo por la posibilidad de que aparezca algo".
En cualquier otro país esto no pasaría a ser más que
una anécdota. Cuestionable o no, pero una anécdota de la cual solo ella y
su familia deberían asumir las consecuencias, fueran positivas o
negativas.
Pero en Uruguay las mujeres que trabajan y tienen entre
40 y 59 años deben sí o sí realizarse una mamografía al menos cada dos
años porque de lo contrario no les renuevan el carnet de salud. Desde el
año 2006 el decreto de N°571/006 determina como requisito para expedir
el carné de salud básico a las mujeres en todo el territorio nacional,
la presentación del resultado de los exámenes de papanicolau y de
mamografía vigente.
Detrás de este decreto hay dos números: 653, que son
las mujeres que cada año mueren en Uruguay por cáncer de mama (cifras de
2010) y 1.754, que son los casos que se detectan en promedio durante un
año. Estas cifras hacen de Uruguay uno de los países con índices más
altos de cáncer de mama. Y la mamografía es vista como un estudio que
detecta los tumores en etapas muy tempranas, donde su tratamiento puede
asegurar un mejor pronóstico para la mujer.
En el caso de María (no es su nombre real, pidió
conservar el anonimato) se hizo su primer mamografía en 2005, y luego
repitió el estudio en 2008 y 2010. "En 2011 fui a hacer una visita de
rutina al ginecólogo. Me mandó a hacer el PAP y me indicó que me hiciera
una mamografía", relata en diálogo con El País. "Le dije que no, que ya
me había hecho una el año anterior (para el carnet de salud), que por
qué me iba a hacer otra y me dijo que tenía que hacerme una todos los
años". En Uruguay los médicos recomiendan hacerse el estudio anualmente a
partir de los 40 años.
María se negó no solo a hacérsela esa vez sino que
presentó una solicitud ante el Ministerio de Salud Pública para que la
exoneraran de volver a realizársela cuando venciera su carnet de salud
(setiembre de 2012). "Me amparé en la ley de los pacientes y los
usuarios de salud (Ley Nº 18.335) que en el artículo N°11 dice bien
claro que te podés negar a un procedimiento diagnóstico sin dar
explicaciones de por qué", subraya.
La petición fue presentada en febrero de 2012 al
Ministro de Salud Pública, (entonces Jorge Venegas), quien no se
pronunció sobre el asunto. El expediente giró entre oficinas y para
cuando el carnet de salud se venció, María lo renovó y se lo dieron por
seis meses, por no tener el estudio.
Al día de hoy el caso se encuentra ante el Tribunal
de lo Contencioso Administrativo y María dice que seguirá renovándolo
cada seis meses pero se mantendrá firme en su petición.
El artículo. ¿Qué razones hay detrás de tanta
determinación? Las mismas que han costado ríos de tinta en los últimos
años a las cátedras y sociedades científicas especializadas de todo el
mundo.
La mamografía tiene tres efectos adversos: detecta
falsos positivos (lesiones sospechosas que no son malignas), puede
sobrediagnosticar o sobretratar (las mujeres pueden recibir tratamiento
sobre lesiones que nunca hubieran evolucionado en cáncer) y expone al
cuerpo a sustancias radiactivas.
Por eso cuando María entró en Internet a ver si sus
miedos y sospechas habían sido debatidas en países del primer mundo
encontró eco. Uno de los médicos con los que se contactó fue Juan
Gérvas, médico, profesor e investigador español que fue presidente de
la Red Europea de Investigación en Medicina General.
Gérvas le manifestó que no tenían por qué obligarla a
realizarse el estudio y envió su caso al British Medical Journal, una
de las publicaciones médicas más prestigiosas de Reino Unido.
"Cuestionan screening uruguayo contra cáncer de mama en mujeres
trabajadoras de 40 a 59", tituló el periódico (ver nota de apoyo) .
Al ser consultado por El País Gervas expresó:
"internacionalmente es incomprensible la exigencia de Uruguay de la
realización de la mamografía de cribado (preventiva). Respecto a la
prueba en sí, hay dudas sobre el balance entre daños y perjuicios y
además la imposición (de un estudio) es algo increíble en salud pública
en el mundo".
Repercusiones. Gustavo Febles, director de la
Escuela Uruguaya de Mastología y médico imagenólogo de la Unidad de
Diagnóstico Mamario del Hospital Británico, admitió los efectos adversos
que tiene la mamografía pero aseguró que las principales sociedades
científicas de la especialidad en el mundo avalan estudios que prueban
que realizarla periódicamente reduce la mortalidad.
"Los falsos positivos pueden darse incluso en
porcentajes altos de un 30, 40, incluso hasta 50 por ciento, pero es el
precio que hay que pagar para detectar una enfermedad maligna a tiempo
de ser curable", dijo el experto categóricamente.
Por su parte, Enrique Barrios, coordinador del
Registro Nacional del Cáncer dijo que es verdad las mamografías son
cuestionadas y que la radiación que recibe el cuerpo, si bien es baja,
se va acumulando. A medida que hay más exposición aumenta la
probabilidad de que una molécula radiactiva comience el proceso que
conduce a un cáncer, comentó.
Pero tanto él como Febles consideraron que como
contraparte de estos riesgos o efectos adversos existen muchas mujeres
que salvan su vida porque el cáncer se les detecta a tiempo.
En Uruguay el estudio es obligatorio para el carnet
desde 2006 pero el impacto no se ha visto reflejado en las cifras de
mujeres que padecen la enfermedad. Para Febles este es porque el impacto
de medidas así se ve a largo plazo, después de décadas de
implementadas.
En el mundo se discute cuándo y cómo indicar las mamografías
La mamografía o mastografía consiste en una
exploración diagnóstica de imagen por rayos X de la glándula mamaria.
Estos aparatos disponen de tubos de emisión de rayos X especialmente
adaptados para conseguir la mayor resolución posible en la visualización
de las estructuras internas de la glándula mamaria. Uruguay tiene un
lugar en la historia del estudio en sí porque el médico uruguayo Raúl
Leborgne categorizó las microcalcificaciones, elementos principales en
el diagnóstico precoz. La realización del estudio cada uno o dos años
permite detectar lesiones antes de que sean palpables mediante el tacto.
Médicos de EE.UU. o Europa cuestionan que a veces no son malignas y se
expone a la mujer a un tratamiento y a un impacto psicológico sin
sentido.
Uruguay citado en publicación inglesa
"Cuestionan screening uruguayo obligatorio contra
cáncer de mama en mujeres trabajadoras de 40 a 59 años", publicó en su
edición del 21 de marzo de 2013 el British Medical Journal, uno de las
publicaciones científicas más prestigiosas de Reino Unido.
"Investigaciones internacionales han alertado sobre los riesgos
potenciales de las mamografías porque pueden llevar a tratamientos de
tumores que nunca habrían amenazado la salud de la mujer. Un aumento del
riesgo de cáncer por exposición a los rayos X ha sido otra de las
advertencias", se lee en el artículo en el cual se cuenta cómo en
Uruguay este estudio es realizado obligatoriamente a mujeres entre 40 y
59 años porque de lo contrario no se les otorga el carnet de salud,
exigido a todo empleado.
Las cifras
50%
Es el porcentaje de falsos positivos que pueden obtenerse entre las mamografías.
653
Fueron las muertes por cáncer de mama en Uruguay en un año; equivalen a 2 por día
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