Me encanta pensar, aunque muy probablemente no sea del todo cierto, que ARTURO MONTIEL, ese hombre probo, vaga por toda la República cual ánima de Sayula sin conocer el sosiego, ni el reposo para su entenebrido espíritu, ni un lugar para que descanse su alma atormentada, ni un sitio para guardar ese pachochón que logró juntar gracias al metódico ahorro de su mediano salario. Aquí recordemos a la esposa francesa del ex-funcionario que hizo viaje desde París para meterle a esa pachocha una feroz tarascada (cuidado con las francesas que son más malas que un temblor). Con todo y esa importante merma, lo que le queda a MONTIEL, gracias a la generosidad del pueblo mexiquense, sigue siendo un pachochón. Con eso carga el ánima entelerida del ex-gobernador y así lo vieron los que, hace unas horas, asistieron al sepelio de la pequeña Paulette y notaron, no sin extrañeza, la presencia siempre hipnótica de un raterazo impune. La proverbial metichería de nuestros "chicos de la prensa" empujó a nuestros morbosos plumíferos a entrevistar al tal MONTIEL. Los resultados fueron magros; es tal la gangosería de Don Arturo que, aunque de viva voz le declarara la guerra a Estados Unidos, nadie terminaría de darse por enterado ni aquí, ni en Washington. Ahora, allá en el panteón, los medios apenas pudieron concluir unas cuantas babosadas extraídas de lo que declaró MONTIEL. Hablando en perfecto gangoso, Don ARTURO le dijo a la prensa que él no había ido a las exequias de la pequeña chamagosita (antes de que se me arranquen, les pido que vean con atención las imágenes de Paulette que la TV ha dado a conocer; en todas, la pequeña sale con los cachetes pringosos. Eso no es mi culpa, como tampoco lo es que la mamá cree en la TV un suspenso brutal antes de pensar en sonarse) sino que el ex-góber paseaba por el osario en busca de una tumba confortable y de renta accesible. Miento, eso no lo dijo el gran MONTIEL, sino que dijo que había acudido a los ritos fúnebres de la mamá de un cuate que, me imagino, habrá sentido un enorme consuelo con una presencia tan amable como la de MONTIELUX quien, hay que decirlo, se vio muy bien acompañando en su hora de pena a su cuaderno. Y basta ya de elogiar al vituperable sujeto. Sólo quería dejar constancia que MONTIEL es como Johnny Walker en versión mosco de Toluca y anda tan campante por el país. Me dice la triunfante Rosachiva que Don ARTHUR está estrenando enorme y equina dentadura para vestirse como Caperucita Tricolor y morder peor que escualo a quien se deje. Esto es.
LA SUERTE DE LOS PUMAS
Me cae muy bien nuestro Rector José Narro Robles. Es a la vez sobrio y afable y hasta ahora ha dirigido con tino y sensatez la marcha, a veces tan bronca, de la UNAM. Aprecio mucho a los hombres que, como él, aprendieron a mandar obedeciendo. Me felicito de ser Puma y trabajar, de un modo u otro, a su servicio.
DEDICATORIA
Me duele mucho la actual situación de Monterrey, ciudad a la que yo tanto quiero y que, de ninguna manera, merece la profunda pena que actualmente está viviendo, secuestrada por unos cuantos infelices sin madre y sin decencia. Mis queridos regios: los abrazo con todo mi cariño.
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